Un cerrajero de 56 años de la localidad de El Pato (2 horitas de viaje, un poco menos con combi a 40 mangos) es fusilado en pleno microcentro por un ex militar y abogado que limpiaba guita mientras se escandalizaba (al igual que el cerrajero) por como se cuenta guita en las financieras.
Lo curioso es lo que pasa después. El cerrajero tirado en el piso es prolijamente ignorado por la gente que camina alrededor de su cuerpo. Algunos (entre ellos el matador) le dedican una mirada.
En una zona donde la cantidad de policías y seguridades privadas por metro cuadrado es la mayor del país no aparece ni uno por largos minutos. A los verdaderos chorros no los sigue nadie. Ni una cámara. Hay un olor a "zona liberada" a 400 metros de Casa Rosada que espanta. Todo espanta.
1 comentario:
Tratando de no eludir la realidad, creo que también debemos tomar en cuenta la formatización constante de la opinión pública por parte de los medios con relación a la inseguridad. Reitero que no se trata de negarla, sino de no convertirla en el mayor problema de nuestras vidas. La falta de un análisis sincero y profundo con relación a la razones y circunstancias de muchos decesos y desgracias que ocurren diariamente nos impide ubicarnos frente a esa anomalía social con los elementos de juicio necesarios como para poder clasificar e interpretar esa realidad.
Sin dudas, como bien planteás, no debe dejarse de lado la oportuna y sospechosa disfuncionalidad tan frecuente de fuerzas, organismos y elementos de seguridad que pone en tela de juicio las verdaderas razones y motivos de su existencia, como asimismo sucede con los organismos de inteligencia.
Pero debe destacarse que los sucesos violentos entre familiares y allegados como asi también los accidentes de tránsito, son causas del MAYOR PORCENTAJE de pérdidas y daños en vidas humanas, muy por encima de los que producen los asaltos, robos, atracos y otros efectos de la delincuencia.
Por último, el formateo mental que hemos sufrido durante décadas nos ha llevado a considerar que una pérdida material, dinero, objetos, sea cual fuere su valor, es mucho más importante que la vida de alguna persona. Incluso, nos convence de que hay que dejar de lado a las leyes y a la justicia y tomar el tema - si podemos - en nuestras propias manos y proceder en consecuencia. Y las consecuencias las tenemos a la vista. Desproporción, desmesura, exaltación de la violencia como única manera de equilibrar la situación social, siempre de acuerdo a NUESTRO INDIVIDUAL PUNTO DE VISTA, que no es más que nuestra perspectiva desde la cual vemos el mundo que nos rodea, deformado o no. Y muchas veces, los MUERTOS que de esas acciones derivan y de los cuales NADIE quiere luego hacerse responsable.
Acto seguido, asistimos a las deplorables crónicas de los medios de "la muerte de un inocente" como si nuestras leyes contemplaran a esa pena capital. ¿Eso significa que si se tratara de un "culpable" su muerte estaría justificada? Esas afirmaciones mediáticas tan pedestres y vulgares implican un desprecio total por las normas jurídicas y quienes deberían aplicarlas, y lo que es más grave aún es la tácita aceptación de esas reglas de juego por gran parte de nuestra sociedad.
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