Si estas atrapado entre la luna y New York city tenés que tolerar el insoportable dirigismo populista de Mr. Michael Bloomberg. En efecto,
nos informa el sitio del compañero Amado Boudou que a partir de este mes,
ya no será posible para los turistas que visiten Nueva York alquilar un departamento durante menos de un mes. De esta forma, una de las capitales internacionales del libre mercado
interviene en el negocio inmobiliario para equilibrar la ecuación entre la oferta y la demanda y proteger a los ciudadanos que necesitan alquilar una vivienda y no disponen del mismo presupuesto generoso que tienen los turistas.
En San Francisco se sancionó una norma similar en 1981, pero recién este año comenzará a aplicarse en forma estricta. Pero en verdad, el problema de la falta de viviendas a precios razonables afecta a los habitantes de muchas ciudades del mundo.
En Buenos Aires, el boom del turismo hace que en algunos barrios los alquileres coticen en dólares.
La medida que regirá en Nueva York también
protegerá a la industria hotelera: en los últimos años bajó la tasa de ocupación de los hoteles debido a que los turistas preferían alquilar departamentos por períodos cortos y, si bien conseguían abaratar su estadía, perjudicaban a los hoteles de la Gran Manzana.
Claro que
la ley genera cierta polémica. Quienes
pidieron el veto de la norma sostienen que impactará en el presupuesto de los turistas de menores recursos y en los ingresos de los neoyorquinos que alquilan sus departamentos. En cambio,
los que la defienden argumentan que los alquileres temporales reducen el número de viviendas disponibles para los ciudadanos y aumentan las denuncias por ruidos molestos y otros problemas de convivencia típicos de las cortas estadías.
Hace un año,
el diputado porteño kirchnerista Juan Cabandié presentó un proyecto en la Legislatura para defender a los inquilimos porteños de la suba indiscriminada del precio de las propiedades. La propuesta prevé
regular las comisiones que cobran las inmobiliarias y limitarlas al 3% del valor del contrato. Además, se crearía un
fondo de garantía en el Banco Ciudad, integrado por aportes de los inquilinos, destinado a
cubrir posibles incumplimientos y a ayudar a las personas que no cuentan con una garantía.