Linchamiento mediático

En Argentina desde hace muchos años se ha puesto de moda el linchamiento mediático, es decir la repetición por los medios de comunicación de falsedades sobre personas o empresas con el objetivo de menoscabar su prestigio y limitar la esfera de su actuación publica.
El primer caso que viene a nuestra memoria es el de el Secretario de Comercio de Alfonsin, Ricardo Mazzorin (hasta con rima) desde los medios se lo quiso aparecer como un episodio de corrupción, cuando en realidad fue algo muy distinto. Tratando de burlar el congelamiento de precios vigente, la multinacional Cargill organizó un lockout para forzar un aumento en el precio del pollo. Mazzorín, decidió importar 38.000 toneladas de pollo congelado de Hungría, Venezuela y Brasil, con el objetivo de contener el precio y desbaratar la maniobra de Cargill.
De esa importación solo quedaron sin venderse 7.600 toneladas que se volvieron no aptas para consumo humano y se decidió guardarlos en frigoríficos alquilados (suponemos que habrá prevalecido el criterio de no aparecer incinerando comida). Cuando se supo, un par de años después, que el Estado gastaba mucho dinero en tener guardados los pollos en estado de descomposición, Cargill, que era un importante avisador en medios, le hizo pagar el atrevimiento estigmatizandolo para siempre a través de un linchamiento mediático.
Y con la complicidad, hay que decirlo, de varios dirigentes radicales que sabiendo la verdad prefirieron mantener sus buenas relaciones con Cargill y la prensa canalla sin siquiera bajarles esta explicación a sus militantes, que eran muchos (y en esa época no había internet que compitiera con la interpretación mediática). "Los pollos de Mazzorín" fueron sinonimo de incompetencia y corrupción incluso en gobiernos a los que no le faltaban ejemplos de los dos casos.
Hoy, por ejemplo, se repite la anécdota falsa de un Guillermo Moreno que pone revólveres sobre el escritorio o patotea cual Hulk sin que, misteriosamente, nadie le de una piña o lo filme en un mundo repleto de cámaras. Es mas, las filmaciones que hemos visto de Moreno no lo muestran mas vehemente que ciertas diputadas que tiran cachetazos. Y tampoco lo muestran corto de argumentos. Un tipo que podría estar cobrando sus regias coimas (para el o para la jefatura como se hacia antes del 2003) a los empresarios y tener ese prestigio vacio que le otorgan los medios a quien no molesta, tiene que verse arrastrado a la ignominia publica.
En 1953 cuando a Hector Campora lo acusaban de corrupto le fue a llevar su renuncia a Perón con la frase "mi nombre anda entre los dientes de los perros", Perón, con buen criterio, no se la aceptó. La renuncia es lo que buscan estos miserables para quitarse al molesto de encima pero sobre todo para aleccionar al próximo.
A Cristina ya la tienen adentro, pero previsores, abren el paraguas advirtiendo lo que le puede pasar a lo que vendrá.