martes, 28 de julio de 2009

Auspicioso malentendido

En la entrada anterior el bloguero Ulschdmidt se pone como loco porque malentendió algo.
No me importa. Y no me importa porque el malentendido me permitió meter por la ventana al gran filosofo (y entretenedor) George Carlin. Aquí lo tenemos subtitulado hablando de ecología... ay ay ay que risa!

domingo, 26 de julio de 2009

La historia, esa perra

CARBAP denuncia "una grave infiltración ultraizquierdista" en la Secretaria de Agricultura y el INTA .
La Sociedad Rural amenaza con una masiva matanza de animales.
El objeto de tanto odio dejó de existir ayer.
El Ingeniero Horacio Giberti, el ultimo Secretario de Agricultura de Peron y tan ultraizquierdista que fue Director del INTA entre 1958 y 1961, cuando el Presidente era el troskoguevarista maoista polpotiano y castrista de Arturo Frondizi, falleció ayer sin ver promulgada su Ley agraria que apenas si ponía un impuesto a la tierra ociosa.
Eran tiempos donde la demanda mundial de alimentos no era tan alta y nuestros queridos gauchos regulaban el precio sembrando mas bien poco.
El proyecto fracasó gracias a la oportuna (aunque mentirosa) buchoneada de CARBAP en una época donde tildarte de zurdo era poco menos que mandarte debajo de las ruedas de un tren en marcha y también al escaso apoyo que la propuesta recogió entre senadores peronistas que (¡oh casualidad!) tenían ("amigos" o ellos mismos) un par de cientos miles de hectáreas donde solo crecían los yuyos.
La historia nunca se repite... pero le gusta la coherencia.

viernes, 24 de julio de 2009

¿Por que?

¿Si Macri se patinó el 14% de los votos en 18 meses de gobierno y si obtuvo el menor porcentaje de todos los oficialismos distritales del país (excepto Tierra del Fuego), no hizo ningún cambio de gabinete? (como no sea darle Tamiflu al Guasón). ¿Eh? ¿Por que?
¿Quien es guapo y contesta?

jueves, 23 de julio de 2009

Moyaaaano, Moyaaaano

Unidad si, pero con defensa irrestricta de los trabajadores, sino habrá que seguir solos.

martes, 21 de julio de 2009

Bueno, relativicemos...

Esta mañana escuchábamos en la radio al hombre mas inteligente del PRO (y según un amigo "el único inteligente del PRO") el Diputado Federico Pinedo diciendo que ponerle impuestos a las rentas financieras es algo que hay que pensar muy bien "porque si eso encarece el crédito puede ser mayor el daño que el beneficio".
¡Sacate las babuchas! Hasta el 28 de junio a las 6 de la tarde y en la linea de defensa pro-campo anti-retenciones todo el arco opositor (Pinedo included) se rasgaron las vestiduras por la "discriminación" que sufrían nuestros gauchos al pagar lo que no pagan bancos, financieras, ni toda esa rama de los negocios que, hay consenso, se la llevan en pala y muy de arriba.
La restauración conservadora con el poder a la vista empieza a relamerse y a mostrar sus verdaderas cartas. Desfinanciamiento del estado hasta dejarlo inútil y una vez inutilizado... hacerlo responsable del desastre posterior, previa toma de ganancias.

sábado, 18 de julio de 2009

martes, 14 de julio de 2009

La resistencia

El gobierno cosechó algunos aliados inesperados con su llamado al dialogo. A la oposición le bastaba aceptar, tomar un cafecito y rajarse a las puteadas.
Gracias a la ineptitud de Gerardo Morales que arrancó rechazando el convite el gobierno quedó mucho mejor parado que lo que debería haber quedado.
El famoso dialogo, convengamos, venia bastante pobre.
Multitudinario, agolpando sin ton ni son a cincuenta partidos políticos. Sin la Presidenta (no sea cosa que se le caiga algún anillo), aunque sea chirriando los dientes el gobierno cumplía con la expectativa mediática de dialogo y consenso.
Desde el PRO y la Mesa de Enlace se contestó con mucha mas inteligencia y ahora queda del lado del gobierno llevar una estrategia que impida o mitigue una conferencia de prensa a las siete de la tarde del miércoles diciendo que es imposible el dialogo porque el polémico Moreno pasó a saludar (o no pasó a saludar, para el caso lo mismo da).
El General en debates similares agarró, plantó las cámaras de televisión y trasmitió en directo.
Se puede pensar (de hecho de izquierda a derecha así se piensa) que el dialogo publico es por las apariencias. Es una desgracia que sea así pero que sea por las apariencias no le quita importancia. Las apariencias son importantes porque (voy a citar "El Príncipe" de memoria, guarda que puede salir cualquier cosa) los hombres creen en lo que tocan y en lo que ven pero tocar al príncipe (en este caso la "principesa") no es posible para todos mientras que si es posible para todos ver.
Este sencillo apotegma político ya supera los 500 años y nosotros todavía discutiendo boludeces acerca de diferencias falsas entre formas y contenidos.
No glorificar el símbolo por el símbolo mismo (por definición el símbolo no es la "cosa") no nos debe llevar a la conclusión que el símbolo es inoperante.
No creemos que el gobierno penda de un hilo pero por su propia supervivencia y la supervivencia de la democracia debe asumirse a si mismo como pendiente de un hilo y conducirse en consecuencia.

lunes, 6 de julio de 2009

La verdad número 11

¿Alguien recuerda la verdad número 11? Comienza, retorica ella, con "El Peronismo anhela la Unidad Nacional y no la lucha", bien, suena a expresión de deseos pero inspirada en buena leche.
Pero después, como lo solía hacer Peron, termina bajando de lo abstracto a lo concreto de un modo contundente diciendo: "Desea héroes pero no mártires".
¿Escucharon allá en Olivos? ¿Llega la onda a Calafate? Por algo el Che no era peronista.
Incendiarse a lo bonzo con el proyecto será (¡es!) dignisimo pero sin dudas no es peronista. Inmolarse es un prejuicio occidental, una sobreestimación ególatra, la creencia, falsa, que el sacrificio individual tiene una trascendencia superior.
Ojo con la tentación. Hay pueblo, gente, personas, familias, atras dependiendo de tu destino.
Escucho a Kirchner en Carta Abierta Capitulo Parque Lezama y pienso que no se puede seguir repitiendo que Reuteman inundó Santa Fe. Los santafesinos ya lo juzgaron dos veces y lo absolvieron.
Hasta Binner habló de Síndrome de Estocolmo, es una explicación posible pero no viniendo del Gobernador electo por las mismas víctimas. Es una explicación no peronista.
Si buscamos dirigentes de pasado impoluto no nos quejemos porque después desembarcan los faranduleros de la antipolitica. ¿Quien viene tan limpio? ¿Quien no voto a Menem, De La Rua, Carrio, izquierda ruralista o neoconservadurismo racista?
Profundizar el modelo no debería ser salir de guapo a recibir piñas por gusto.

Boludeces

La historia (¡una vez!) nos puso en la posición donde lo mas conveniente era ser cipayo. Por una miserable vez seguir a los EE.UU en detalle era la mejor opción.
Ocaña prefirió la boludez de abortar el trafico aéreo con México y ahora nos comemos la paranoia berreta de una gripe tristona que mata menos que los accidentes domésticos.
Cuando la cosa viene mal parida...
La Presidenta se va a Honduras, no a El Salvador, no, a Nicaragua, bah... que importa.
Nadie duda que el golpe en Honduras debe ser hundido en la fosa de las Marianas pero el viaje de la Presidenta huele a comedia de enredos.
Es un viaje que solo se puede hacer de la mano de Brasil y México (en cuyo caso hay que subirse a las trompadas al avión) o con la certeza de ser recibida en triunfo en Tegucigalpa.
Como eso no va a pasar se le sigue dando pasto a la contra que si no aprovecha mejor el momento es porque la densidad de neuronas por metro cuadrado tiende a cero.

sábado, 4 de julio de 2009

Se dispersa el día y la batalla deforme.

En 1984 se estrenó "El regreso de los muertos vivos", la vi como 400 veces junto con otra que se llamó en Argentina muy adecuadamente "La Hora del Espanto" ("Fright Night").
El cine político, como ven, es una de mis debilidades.
Pensaba en eso mientras veía a Lavagna, Barrionuevo, Ramón Puerta y otros pasearse por los medios.
Es su derecho, pero aun muerto el kirchnerismo merece su autopsia.
Algunas causas letales las anticipamos aquí.
Otras, como la boleta de gas de 11 centavos que pagamos en Olivos mientras en José C. Paz nuestros compañeros mas pobres gastaban 60 mangos en garrafa o no las vimos o las infravaloramos.
Algunos compañeros se muestran optimistas y creen que el modelo de los superavits gemelos, paritarias anuales y consumo muito quemte no sera fácil de desarticular para ninguno de los presidenciables 2011 pero nosotros no somos tan optimistas.
Hoy, si uno busca, hasta encuentra justificaciones del golpe de estado en Honduras (incluso hay que empezar a plantearse que sucederá con las democracias latino americanas si la presión internacional no hace mella en el gobierno de facto hondureño) así que no creemos imposible el regreso de los economistas verseros a justificar deficit, endeudamiento y recortes del gasto público.
Incluso podemos anticipar que apelaran al argumento mentiroso de la "herencia recibida".





Ramon Puerta asombrado por su regreso.

miércoles, 1 de julio de 2009

El General Perón va en en coche y vive.

En la Revista Unidos numero 9 de abril de 1986 Juan Sasturain (el conductor de Ver para Leer) publicó un planto para Peron.

No sabemos como andará el peronismo de Sasturain (han pasado 22 años nada menos) pero reproducimos el poema y su maravillosa introducción de la que desconocemos el autor gracias al rescate de la gente de Croqueta Digital.

EL GENERAL PERON VA EN COCHE Y VIVE

por Juan Sasturain

"¿Muere acaso el pampero, se mueren las espadas?", piensa el Facundo que evoca Jorge Luis Borges en "El General Quiroga va en coche al muere" (en 1925). Hace varios años –en 1982– a Juan Sasturain se le ocurrió jugar con ese título ilustre para dedicarle a Juan Perón una elegía cuyos sabores y fraseos remontan no ya a Borges, sino tal vez a un Maiacovsky con el corazón atontado por la muerte de aquel político soviético de mirar caucásico y poco amor por la poesía. (Lenín muere más o menos en la misma época en que Borges escribe sobre Quiroga.) Pero es como si este poema del actual Secretario de Redacción de "Fierro", tuviese algo del mirar melancólico del Corto Maltés viendo pasar un cortejo, un Corto Maltés al que Pratt denominó extrañamente como "el hombre del destino".


Por esta vez, por esta única vez, el conductor ya no conduce nada.

Lo llevan –un espléndido cadáver de hombre grande–

y está tan bien muerto en su cajón final que no se entiende

por qué no agarra él mismo las o sus manijas,

se lleva y trae como siempre, como entonces o como

cualquier otro adverbio de tiempo perdido.

Pero acá no hemos venido a hacer dormir a nadie –decía León Felipe–

y el verso funebrero es cosa de hombres pelados que leen un papelito

rodeados de sobretodos y una mujer que estruja –siempre estruja–

o lagrimea mientras el resto tose, escupe, cabecea, se da vuelta.

Tampoco estamos frente a este hombre desocupado,

olvidado de todo menos de su propio peso muerto

para despertar a los ciegos, abrirle los ojos a los sordos

hacer caminar los uniformes en el sentido de la historia

o cualquier otra empresa estúpida o sentimental.

No. Hablamos para decir que está vivo.

Usamos de la palabra –así se dice– para nombrar un vivo cadáver,

el que fuera en vida y en cadena Excelentísimo Señor Presidente

de la Nación Argentina, Teniente General Juan Domingo Perón,

Juan Perón para el pueblo o mejor PERON a secas

como siempre dijeron sin mentir sus curtidos documentos:

la más hermosa música que se llevó de la plaza,

las elocuentes paredes con ve corta.


Este poema de cuerpo presente habla sin voz del que nosotros

llamábamos el Viejo, el General y que ahora es Nadie,

un agujero incómodo en medio del pecho o de las tetas

de una república con espinas en el campo y un cielo sin estrellas.

Eso es: un agujero en la media de la Patria

por el que no sale el sol de Tuñón ni alumbran más

las estrellas del versito.


El General es una piedra caliente entre las manos,

el innombrable, el loco, un pariente peligroso.

Es el clásico viejito de una mala película argentina

que supo dejar todo a un único y múltiple heredero

que anda perdido por ahí o desmemoriado

por un falso Migré que le escribe los libretos.

Mientras tanto, en los pasillos, sobrinos con su apellido político

no saben qué hacer con una pilcha que les queda grande,

les va ancha de hombros, no pueden llenarla por abajo

se deforma de tanto tironeo... Y no.

No, sobrinitos. No es cuestión de tantas unidades

más o menos básicas. Hay que agarrar las banderas

y no las manijas, compañeros.


Y explico algunas cosas –dijo Neruda– o explico un poco más.

Cuando un pueblo y un hombre que se han amado se separan

–Molina habla de una mujer, un hombre y "esa cobra de oro, el orgullo"–

nada de lo que ha quedado tirado por el alma o el piso,

flores, puteadas tristes, vasitos de un oportuno cafetero,

sirven para cerrar una herida de labios definitivos.

Las cosas que tienen labios –la boca, un sexo de mujer, esta herida–

nos llaman como un náufrago o como una isla

para la que el náufrago somos nosotros.


Una herida es una boca contra natura, una sed innecesaria,

el desencuentro que puede ser la muerte, el desamor o los milicos.

Cuando un hombre y un pueblo que se han necesitado se separan

fluye la sangre, hay un crujir de parto o

de muerte, de cordoncito arrancado.

El pueblo cae en la historia como a un estanque o mar,

coletea, busca orillas, se esconde de todo bicho dientudo,

chapotea en el error o una verdad que inaugura

y no le sirven las fotos y recortes, su color nostálgico de ojos.

Cuando un pueblo y un hombre que se han amado se separan

sólo lo que queda tirado por la historia

como miguitas de un festejo compartido

puede calentar a la memoria. Sólo una marcha que vuelve

como una ronda antigua que habla de puentes de Avignon o Avellaneda

nos despierta la garganta.


Para arrimar los labios de una herida, la fractura de la historia,

las piernas de una dama –la patria emputecida, tal vez–

hay que juntarse primero. O sea: los pedazos personales

y después los demás que sumamos hasta ser nosotros.

Para arrimar los labios de la herida, el desgarrón,

el hueco que dejan los viejos como el Viejo dejador.


Pero volvamos: por esta vez, por esta única vez, el conductor

ya no conduce nada. Nadie maneja.

La historia –la patria– tira hacia un lado, hacia otro,

mañerea como una yegua que no entiende de buenos pastos,

de domas suaves o de comunidades organizadas.

Una yegua, eso es. Y coquetea con sus verdugos:

Le pone el anca al coronel, lame

la mano del banquero,

suele trotar por unos años mal montada y soportar

que algún inglés le haga sangrar las ingles,

que otro le diga obscenidades o la maltrate con sinceramientos,

que nadie la enlace con la firme ternura del Viejo, el Domador.


Ah, Celedonio Barral... –¿eh, Leopoldo?– el que sabía

domar un potro y hasta una patria tal vez

como quien sabe templar una guitarra.


Porque domar una patria es como templar una guitarra.

Y el que sabía apaciguar las llamas, explicarle al fuego

el agua necesaria o persuadir al verdugo con la bordona en guerra

y la prima vibrando en paz; ése, no está.

Ese que leía entre líneas a la multitud y se paraba

frente al oleaje de la plaza y lo abría y lo cerraba

como al Mar Rojo, y el mar lo salpicaba, lo chamuscaban las llamas...

Digo, cuando hablaba el conductor. Pero ya no conduce nada.


El año dos mil encontrará al general desperdigado pero libre.

Repartido su nombre, como sus huesos sonoros en un cajón olvidado

por el que ruedan como sordos ruidos de cárceles y de aceros.

Libre en las paredes rodará el conductor, libre de cárceles

rodará el pueblo en general, el pueblo del general,

ése que ahora, así de muerto, va en coche y vive

sin Borges que lo cante ni estatuas con su nombre.


En la mañana de diciembre, la Argentina despierta, se apoya

lentamente en un codo, oye ruido en la calle y va a salir.

Es el coche del General que pasa.