Acaba de llegar a nuestras manos un subproyecto de investigación sobre Reforma del Estado que se da en el marco del proyecto "La Deuda Social Argentina" del Departamento de Investigación Institucional, Instituto para la Integración del Saber de la Universidad Católica Argentina (UCA) titulado "El Síndrome del Sobreviviente en el Sector Publico Argentino. La reducción de personal en la Administración Publica Argentina" (ufff... mas titulo que informe por poco...).
Los autores (Alejandro Estevez, MariaFerrari y Andrés Cardenal) tratan el tema del "síndrome del sobreviviente", característica muy estudiada por la literatura estadounidense en casos de downsizing, como le llamamos los cool a lo que los morochos de Beraza llaman "despidos masivos".
Al parecer, según nuestros colegas del norte, después de un downsizing hecho como dios manda, la organización de la empresa no queda mejor, sino que sus integrantes quedan medio "tocame un vals" para decirlo en términos apenas académicos, a partir de la tensión surgida durante el downsizing (me gusta mucho esa palabra...).
A propósito: Los autores no lo mencionan, pero hay una magnifica película argentina sobre downsizing que se llama "Tute Cabrero" donde tres empleados se enteran que van a echar a uno y empiezan a carburar quien puede ser el echado y como cagar al compañero.
Luis Brandoni es uno de los protagonistas, no recuerdo a los otros. Imperdible che.
Pero lo importante no es eso, que queda parcialmente probado en el trabajo, sino la magnitud de la reducción del estado federal durante los ´90.
De los 900.000 agentes federales (no, no son los del FBI...) que existían en 1989 (el 3% de la población) se paso a 540.000 en 1992 y a (agarrate) 300.000 en 1997 (el 0,85% de una población obviamente mayor que la de 1990).
El trabajo no revela cuantos "despidos" son en realidad transferencias a las provincias (sabemos que hubo toneladas de docentes por ejemplo) pero si revela que la destrucción del estado federal no solo fue un "rush neocon" de los primeros años de los ´90 como intuitivamente se piensa, sino que continuo hasta bien entrada la década.
Fue una política coherente, constante y progresiva (para quienes creen que la coherencia, la constancia y la progresividad son virtudes en si) que recorrió la década (y nos gustaría saber si se extiende mas allá, desgraciadamente los investigadores frenan ahí).
Claro, muchos economistas verseros soslayan y jamas le dedican un minuto a este dato cuando piden eficacia estatal y tampoco los medios cuando (hipocritamente) se dedican a pedirle controles de todo tipo al estado.
La investigación no distingue entre traslados y despidos porque no analiza eso pero se concentra en lo que en otros países se llamaría el Servicio Civil y allí la reducción es igualmente monstruosa: un 52% de los empleados del estado que integran el Sistema Nacional de Profesión Administrativa fueron despedidos en ese periodo.
De 67.130 agentes formados bien o mal para el servicio civil en 1989 se paso a 35.928 en 1995 (-52%).
Es una puñalada en el corazón del estado.
El estado bobo aplaudido a mansalva por los economistas verseros quedaba así inaugurado.
11 comentarios:
Los otros dos actores eran Gené y Soriano. Gran película. La primera y la mejor de Jusid, sobre obra teatral de Cossa. Cada tanto la dan por Volver.
Baleno
Como bien dijo ud., podría ser que la descentralización de la educación ha implicado la transferencia de decenas de miles de empleados públicos nacionales a las provincias. La autonomía de Buenos Aires quizás haya sido responsable de otros tantos. No estoy diciendo que el Estado no se achicó.
Yo soy de los que prefieren un Estado chico a uno grande, pero no me molestaría que fuese grande si funcionara bien. El argentino, es un estado grande que funciona mal.
Además, el tamaño del Estado no dice nada acerca del bienestar de la población. Un Estado más grande que otro no quiere decir que sea mejor o peor que otro.
Y no se ponga tan triste, que la cantidad de empleados públicos ha crecido formidablemente.
Saludos
Los numeros lo desmienten Natalio. El Servicio Civil se redujo en un 52%. Alli no entra educacion, ni servicio penitenciario, ni cuerpo diplomatico, ni seguridad social, ni fuerzas armadas ni de seguridad.
Pagina/12 del 27/07/08
"Según la Cepal, Argentina es el país de América latina que menos gasta en sus agentes. En Estados Unidos, el 17 por ciento de los ciudadanos son empleados públicos; en Inglaterra, el 12; en Brasil, el 8, y aquí sólo el 5."
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/17-3563-2008-07-27.html
No había leído personal civil. Le creo a sus números entonces.
Saludos
Tan importante como el achicamiento del Estado fue su colonización: cuadros del ámbito privado que saltaron el mostrador y pasaron a "controlar" a sus antiguos socios.
Pero sigue la fantasía de que el estado es el poder.
Ahhh esa es otra ruso.
En algun post tratamos el tema de los que destruyen el estado desde dentro.
Tampoco es menor el tema: "Retiro voluntario" donde, en general, se fue el personal estatal mejor capacitado que, obviamente, podía reciclarse en la actividad privada o como autónomo.
Saludos.
ram
Si bien es cierto que el tamaño del estado no habla del bienestar de la población, en un estado como el nuestro que "retenía o contenía" a muchos trabajadores, al quedar sin laburo pasaron a formar parte de la mano desocupada, reconvertida en remiseros, kiosqueros, o nada. Otro tema que intervino es la recontratación como autónomos de muchos agentes (profesionales, en general), que pasaron a facturar al estado como prestadores de servicios, perdiendo así su calidad de trabajadores en relación de dependencia. Esto también es achicamiento del estado, ya que los trabajadores quedan desprotegidos, sin salario indirecto, obra social y afiliación sindical.
Y el otro cáncer son los burócratas, que entran con la carga livianita de los ideales y a los 3 años están robando a diestra y sinistra sin cambiar el discurso. Creo que estos son los peores, porque de los otros no esperás nada, sólo que se vayan rápido.
Juan que reia ,con brandoni y luisina brando ,tambien es muy buena y habla de lo mismo pero entre los privados.
En muchos casos los retiros voluntarios sólo tenían de "voluntario" el nombre, faltaba únicamente que te pusieran una pistola en la cabeza para que accedieras a irte.
Esa historia, aún no escrita, con los Pedrazas, Lescanos y otros gremialistas "peronistas" apoyando alegremente el desguace del estado, me tocó vivirla personalmente en los ´90. No se la deseo a nadie.
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