sábado, 14 de febrero de 2015

Un silencio asombroso

por Paulo Nogueira
Simplemente inaceptable el silencio en Brasil alrededor de la fuga de las cuentas secretas del HSBC en Suiza.
Paso por los sitios de internet de las principales organizaciones de noticias y la cobertura es nula o miserable. Los números justificarían el ruido. Mucho ruido.
En Brasil, son 8.667 cuentas para un total de 7 mil millones de dólares evadidos. 
Me llamó mucho la atención, también, la actitud de los columnistas de los medios. ¿Para cuando la indignación? Para cuando la estridencia habitual? ¿Para cuando el sentido de la noticia?
Pasé por el tuiter de Noblat. Durante los últimos dos días, un centenar de tweets. Cero sobre los llamados Swissleaks. También di un vistazo a Reinaldo Azevedo, verborragico, torrencial en sus textos. Nada acerca de HSBC. Ellos son dos de los muchos. Su ausencia en el debate demuestra una cosa que siempre tuve clara. Su valentía va siempre donde no corren riesgos de hacer enojar sus empleadores. 
¿Y si algunos de los jefes de los columnistas está en la lista? Mejor ignorarlo. En Argentina, Clarín lidera el pelotón de los evasores. A nivel mundial, los periódicos dan la lista de los nombres. En Brasil, apareció uno solo (y parece una broma de humor negro) el banquero Edmond Safra que ya esta muerto. Gracias a un sitio de Angola, se supo que el Rey del Río Bus, Jacob Barata, también está en la lista.
La última vez que vi a Barata en las noticias fue en la boda de una nieta. Gilmar Mendes fue uno de los padrinos. Imagínese, imagínense si hay consecuencias legales para Barata, y que el caso llegue al Supremo. ¿Cómo actuaría Gilmar? Periodista, como es nuestro Pulitzer, no deberia tener amigos porque las amistades interfieren en las noticias. Del mismo modo, que los jueces no deben ser amigos. Pero en Brasil, tienen amigos.
No es de extrañar lo de los medios de comunicación en el escándalo del HSBC. Los conozco bien como para esperar nada diferente. Pero el gobierno: ¿No tiene nada que decir? ¿Estamos tan bien de dinero en las arcas públicas para despreciar los miles de millones evadidos? No es lo que parece. Tengamos en cuenta que España lo está haciendo. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, dijo que estudia "acciones legales contra HSBC por su participación en un fraude fiscal, blanqueo de dinero y otros delitos cometidos por españoles."
En 2010, el gobierno español tenía acceso a 650 nombres de personas con cuenta secreta en el HSBC en Suiza. Fue detrás de uno por uno. La familia Botín, que controla el Santander, hizo un acuerdo extrajudicial con el gobierno pagando € 200 millones.
La oposición de izquierda en España lucha para que se publican todos los nombres de todos los implicados en la evasión de impuestos. En Brasil, la situación es completamente diferente, y peor. Justo antes de ser nombrado Joaquim Levy Ministro de Hacienda, el banco donde trabajaba, Bradesco, fue descubierto con la mayor evasión de la historia en el paraíso fiscal de Luxemburgo.
El diario O Globo evade desde hace dos años sin ningún tipo de consecuencias legales o financieras. O Globo sigue recibiendo su asignación mensual de publicidad. 
O España y el mundo están equivocados, o nosotros lo estamos. Haga su elección.

2 comentarios:

HUINCA dijo...

Es asombroso, pero reflexionando, asombroso sería lo contrario. Las grandes corporaciones son las que tienen la gran plata, por tanto la gran evasión. en un mundo ideal, la situación ideal sería que esa plata dejara de tener valor. No tengo ni idea como, no hay precedentes. Ya está demostrado que las sanciones no sirven para nada, las gigantescas multas que ponen EEUU o la UE a los grandes siempre son aguados entre los consumidores. y por otra parte, todos somos evasores, en acto o en potencia. Los más coherentes, aplauden, admiran al gran evasor. No le aporté nada, tal vez lo deprimí. Lo siento.

Nando Bonatto dijo...

Estrepitoso silencio se podría decir