jueves, 1 de mayo de 2014

Una ayudita del Fondo

El FMI le ha otorgado a Ucrania 17.000 millones de dolares en lo que algunos medios denominan un "prestamo" y otros, una "ayuda".
Por supuesto este préstamo (o la ayuda), tiene sus condiciones. Depende de estrictas reformas económicas como el aumento de los impuestos y precios de la energía, y la congelación del salario mínimo.
Las medidas tienen como objetivo exterminar al estado con el despido inmediato de 24.000 estatales (de los 249.000 existentes); incrementar la recaudación fiscal con impuestos extras incluso para el consumo de tabaco y alcohol, aunque se descarta de momento la puesta en marcha de un impuesto a los depósitos para evitar la huida masiva de capital; combatir la corrupción (un clásico todo terreno) y, finalmente, implementar reformas estructurales en sectores clave, como el energético que son, en realidad, el relleno del pastel.
El 25 de mayo hay elecciones y el mismo actual Primer Ministro Arseni Yatseniuk asume que su gobierno es un "gobierno suicida" que se inmolará tomando medidas impopulares para dejarle un terreno mas propicio a la próxima administración.
O una tierra arrasada.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

como dijo alguien, Ucrania, entre el FMI y Vlad, una tipica situacion win win

ayj

Ricardo P. Natalucci dijo...

MIREN PARA ACÁ


Para ver “Una ayudita del Fondo”, a los que andamos en bicicleta por estas pampas no nos hace falta ir hasta Ucrania, sino que podemos quedarnos aquí, en la República Argentina.

El 27 de enero de 2007, un peligroso pingüino provisto de birome BIC, dio la orden de que el IPC (el termómetro que mide la inflación a nivel consumidor, o lo que es lo mismo el instrumento que mide el valor del dinero a nivel de las personas) debía ser calculado democráticamente.

Para poder hacer cosas como esa fue que ese pingüino había pagado toda la deuda que teníamos con el FMI diciéndoles “Nos quisieron meter en el alma la certeza de que la realidad es intocable, nos quieren convencer que son tan grandes las dificultades, que es mejor que nada cambie. Quieren hacernos creer que no hacer nada nuevo es la única opción realista.”

Y ese pingüino de los cabellos al viento nos decía a nosotros: “Argentinos y argentinas, a quienes nos acompañan acá y a quienes nos miran desde su casa: en esta temporalidad que nos toca ejercer la iniciativa política en la Argentina estamos dejando todo, tratando de hacer las cosas lo mejor posible. Les pido que nos ayuden, porque el éxito no va a ser de un gobierno, va a ser de todos los argentinos.”

Pero ¿qué pasó? Pasó que argentinos y argentinas no lo ayudaron. Tal vez lo ayudaron a enriquecerse más, y tal vez lo ayudaron a morir, pero no lo ayudaron en la democratización de la medición del valor del dinero.

El gremio ATE ocultó el hecho de que lo que ordenó Néstor Kirchner fue democratizar la medición del valor del dinero, y comenzó a decir que la inflación se había repentinamente -en un segundo-, (milagrosamente) triplicado. Los desperiodistos y desperiodistas se sumaron al gremio ATE diciendo que el gobierno había intervenido el INDEC para ocultar la triplicada inflación y la triplicada pobreza. Ernesto Tenembaum se pasó al grupo Clarín, y se relamía de volver a estar en un estudio de televisión grande, acorde con las enseñanzas morales de su abuelita sobre la importancia de acariciar la billetera en el bolsillo del lado del corazón.

Ni siquiera El Magma ayudó, o al menos no ayudó lo suficiente, ni El Magma semidesnudo emergente de la pileta de natación de Olivos, ni El Magma bruno en el que luego se convirtió.

Una rancia pasa de uva dirigió al INDEC con la habilidad de una serpiente, de planificar y saber que mintiendo quedaba bien con el gobierno y quedaba bien con el FMI que así volvería, de su mano, de su arrugada mano de vieja serpiente, a imponer sus condiciones, a explicarnos que un índice de precios no puede ser democrático, porque ser democrático va en contra de las Cuentas Nacionales.

(c) 2014 Ricardo Patricio Natalucci
DNI 8464942
Estudioso del problema mundial del sesgo plutocrático estadístico.

Leo dijo...

"Estudioso del problema mundial del sesgo plutocrático estadístico."

No puedo dejar de reírme. Qué titulazo! Cae cada uno por acá... Saludos.

Ricardo P. Natalucci dijo...

Quien firma simplemente “Leo” manifiesta que no puede dejar de reírse por el hecho de que alguien se dedique (o diga que se dedica) a estudiar el problema mundial del sesgo plutocrático estadístico. Al no verlo ni oírlo es difícil saber si la suya es una risa sana aunque ingenua, o es enfermiza, maliciosa. Ya el poeta francés Arthur Rimbaud escribía ... “Et le printemps m'a apporté l'affreux rire de l'idiot.” (“y la primavera me trajo la risa horrible del idiota”), y según algunas interpretaciones esa parte del poema sería autobiográfica, referida a una época de la juventud o adolescencia en la cual el poeta se encontraba permanentemente bajo los efectos del opio y el hachís. También el ruso Fiódor Dostoyevski en su novela “El adolescente” analizaba (casi con el detalle de una obra pictórica de Pieter Brueghel el Viejo), los distintos tipos de risa, pero concluía (desde mi punto de vista apresuradamente y contradiciéndose a sí mismo) que la risa le revelaba un porvenir en el que el hombre llegará a ser, por fin, tan puro e ingenuo como un niño.

De momento lo que observamos es que la risa compulsiva inhibe (al menos mientras dure ese estado) la capacidad de razonar o argumentar, aunque eso en sí carece de importancia, ya que he visto a otros que al oír o leer mis explicaciones sobre el problema mundial del sesgo plutocrático no han reído en absoluto, sino que han reaccionado inclusive violentamente (es el caso entre otros de un ex director del INDEC al cual tengo filmado en esa actitud), pero lo que une a unos y a otros, es la falta de argumentación, la falta de capacidad para lograr refutar lo que estoy diciendo o bien la falta de capacidad para entenderlo y colaborar en la solución del problema.

(c) 2014 Ricardo Patricio Natalucci