En la obstinación de Cristina de no dar entrevistas a los medios y hablar solo (en) a través de sus actos hay un viejo aroma a aquellas posturas ricoteras de negarse a ser objeto de escrutinio mediático que cimentaron la fama de inviolabilidad de la banda platense.
Es licito preguntarse cuantos fuimos seguidores de los redondos seducidos mas por esa, llamemosle, desconfianza intelectual hacia los medios que por su música.
También es licito preguntarse porque Cristina no despierta tanta admiración en su rebeldía.
¿Porque un funcionario publico no solo debe ser juzgado por sus acciones sino sobre la interpretación que haga de sus acciones? ¿Porque subsiste la idea de que los medios representan informalmente a la gente? ¿Porque parece mas un calculo electoral que una concepción de las relaciones con la sociedad?
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