La presidente de Brasil, Dilma Rousseff, anunció una nueva reforma de su gabinete en la que redujo de 39 a 31 el número de ministerios, y en la que destaca la salida del principal ministro, el jefe del Gabinete Civil de la Presidencia, Aloizio Mercadante.
"Precisamos estabilidad política. Por eso, esta reforma tiene un propósito: actualizar la base política del gobierno, buscando una mayoría que amplíe nuestra gobernabilidad" (bla bla bla), dijo Rousseff en un acto en Brasilia.
"Los gobiernos de coalición necesitan de apoyo en el Congreso. Vivimos en una democracia. Es con el Congreso elegido por el pueblo brasileño que mi gobierno tiene que dialogar para la aprobación de medidas y leyes que aceleren la salida de la crisis (...) Necesitamos colocar los intereses del país por encima de los intereses partidarios" (mas bla bla bla), añadió.
En el marco de la reforma, con la que busca reducir el gasto público y recuperar apoyo en el Congreso, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño, su principal aliado, aumentará de seis a siete las carteras bajo su control.
El gobernante Partido de los Trabajadores (PT), en tanto, perdió la titularidad de tres ministerios, que fueron fusionados con otras carteras.
La mandataria recortó un total de diez carteras, como había prometido en septiembre cuando presentó una serie de recortes de gastos estatales. No obstante, fueron creados otros dos ministerios, que resultan de la fusión de carteras extinguidas.
La reforma contempla también la eliminación de 30 secretarías y 3.000 cargos de confianza -los que otorgan los titulares o directores de organismos públicos sin mediar concurso-, la reducción del 10 por ciento de los salarios de los ministros y límites de gastos en los ministerios.
El ahorro calculado por el gobierno a partir de la reforma es de 200 millones de reales (unos 50 millones de dólares) al año.
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