jueves, 1 de diciembre de 2011

Veinte años no es nada. Diez si.

Hace diez años, el entonces presidente de la Alianza, Fernando de la Rúa, firmaba el decreto de necesidad y urgencia 1570/01 que, 20 días después, acabaría con su Gobierno. Con ese DNU, ideado por su ministro de Economía, Domingo Felipe Cavallo (actual pronosticador de crisis terminales), se limitó la extracción del dinero depositado en cajas de ahorro a $250 por semana y se desató la furia del pueblo.
La medida pasó a la historia como “el corralito”.
Breves historias de ese tiempo publicó el diario español "El Mundo" en 2002.
Allí desfilan el trueque, la compra de campos de 3000 hectáreas por el 20% de lo que valen hoy, los exiliados económicos y el pánico de los bancarios.
Hemos vivido en un país terrible. A veces lo olvidamos.

5 comentarios:

Nando Bonatto dijo...

Jua...cuentemela a mi que la vivi desde dentro

http://poesiayramosgenerales.blogspot.com/

Diego de Laurentis dijo...

Bueno... no sé si se dieron cuenta, pero hoy en día tenemos corralito cambiario... y el sistema finaciero es virtualmente inexistente.
Veo cómo se regodean con el desastre del pasado y no ven la tormenta que se avecina.
El colapso es inminente, no digan que no les avisé, los aumentos de servicios que se vienen vana a dejar a la "tablita" de Machinea a la altura de un poroto.

Anónimo dijo...

Diego:
Cual corralito cambiario. Explicame, ya que por lo q vi, solo tienen problemas lo que no tienen declarado un ingreso. si Vos Ganas $2000, ¿como compras u$s 1.000.000?.
Los aumentos de Servicios te referis a de Santa Fe (donde Gobierna la esperanza Blanca) o Cordoba? ... o te referis a la quita de subsidio?

Galliano dijo...

Veinte años tampoco son nada: Los comienzos de la convertibilidad.

Casta Diva dijo...

Diegote, el único corralito que hay es el que conduce a los lugares de veraneo: más del 70% de ocupación hotelera en Mardel, el fin de semana largo del 28/11, 70% de reservas para el del 8/12.
¡Qué cosa que "LAGENTE" ya no le hace caso a los opoxitracios!
Duele mucho, ¿no, Diegote?