domingo, 18 de mayo de 2008

Las rodillas de Llambias

Algunas cosas no dejan de sorprenderme.
Alberto Fernandez continua repitiendo que Llambias (el titular de CRA) iba llorando a su escritorio a pedirle que el Banco Nación no rematara 50.000 propiedades endeudadas con el Banco.
Es sorprendente que nadie, por abajo o por arriba le indique que lo único que demuestra eso es que:
a-Llambias es un digno representante de su gente que no duda en humillarse personalmente para defender el interés de sus representados.
b-Que la discreción no es una virtud de Alberto Fernandez.
c-Que la humillación de Llambias y la sensibilidad de Alberto nos transfirieron 50.000 créditos impagos a toda la sociedad.
En estas horas nadie parece estar en sus cabales.
Los ruralistas ya obtuvieron la baja de las retenciones de facto, el pago por flete, tenían la restauración de los mercados a futuro a la mano pero no... estimulados por las luces, amplificados por los medios, excitados por su propio reflejo, quieren saber quien la tiene mas grande.
El gobierno dice que no aceptan lo propuesto porque deberían blanquear sus verdaderos números como si eso demostrara que el campo no es trigo limpio (nunca mejor utilizada la metáfora) y no demostrara, simultaneamente, que el estado ha sido ineficaz en la batalla contra la negritud de la economía nacional.
Incluso (insertados en una lógica de guerra) uno se pregunta como el gobierno no retrotrae todo al 10 de marzo (el costo económico y político a esta altura es ínfimo) y no empieza dos minutos después a revisarle hasta los calzoncillos a estos empresarios.
Los gobernadores, sobre todo, deberian estar bregando por ese caramelito inesperado que se les ofrece en forma de Ingresos Brutos, Ganancias, Inmobiliario, etc.
La foto de Clarín (que con toda transparencia nos dijo que muto a una posición menos militante porque grupos empresarios que realmente la tienen mas grande están empezando a decir que un grupo de jardineros que se creen estancieros no pueden estorbar tanto) mostrando el pasto tierno creciendo sobre los campos recientemente quemados y desmintiendo a todo el ruralismo a gritos debería ser poesía en la Jefatura de Gabinete.
Que la Toyota chapa GIA401 que participo del linchamiento de una pareja cerca de San Genaro sea de un dirigente de la FAA debería ser música en los oídos del gobierno sobre todo ahora que Clarín parece dispuesto a equilibrar el campo y demostrar que todos son malos en una reedición del viejo truco del escepticismo militante.
Incluso en un supremo esfuerzo intelectual uno podría llegar a suponer que no es imprescindible ir a un choque donde los beneficiarios serán terceros en discordia.
Pero a esta altura eso es pedir mucho.
Que al menos uno de los contendientes quede en pie como para no vuelvan caras extrañas es a lo máximo que se puede aspirar.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero Baleno, la anécdota no deja de ser útil para contestar a las chicanas de que "el gobierno está contra el campo", que es la lectura menos rebuscada que puede dársele. Para mostrar cómo les iba mal y es en parte gracias a medidas del gobierno, aunque menos particulares que la de la anécdota, que ahora facturan como lo hacen.

Mariano T. dijo...

Si es por lo que dice o deja de decir Fernandez!!!
Es impresionante, puede decir cualquier cosa y no se le mueve un músculo de la cara.

Niceforo dijo...

algo queda claro en todo este conflicto: la torpeza política de los K

Rodrigo dijo...

La anécdota revela, a mi juicio, la idiosincrasia de absolutismo monárquico de los que mandan.

Si Llambías lloró, actuó -- como dice el Lic. -- como un buen representante.

Si Alberto se conmovió y aflojó, actuó como un déspota que no sabe que el dinero público no debe manejarse según los sentimiento personales.

Si cree que por eso Llambías le debe algo a él o a Kirchner, en forma personal, no sabe distinguir entre democracia y monarquía absolutista.

Pero que lo cuente en público, sólo ratifica que es un caradura como pocos.

Horacio dijo...

yo llambío
tú llambías
él llambía
nosotros llambiamos
vosotros llambiáis
ellos llambían