La actividad industrial muestra a todos los sectores en caída libre ante un ajustado mercado interno con importaciones en aumento.
La recaudación anticipa que el consumo interno sigue a la baja y la política oficial de techo en las paritarias hace difícil imaginar que se recomponga.
Hasta la inflación pego un respingo en los últimos meses pese a la política de dólar planchado, desdibujando la meta oficial del 18%.
Sólo el incremento de los despachos de cemento de marzo anticipa cierta recuperación de la construcción. Aun así, el gobierno no está dispuesto a modificar el rumbo de su política económica. “No hay plan B” declaró el presidente Mauricio Macri tal como anticipáramos en nuestro informe de octubre del año pasado. “No puedo volverme populista por una elección” indicó el ministro Dujovne para despejar dudas sobre la continuidad de la estrategia económica.
De esa manera, se configura una política económica electoral para un tercio del electorado.
Ese porcentaje, similar al obtenido en las últimas elecciones, es juzgado suficiente para garantizar la gobernabilidad.
¿Cuáles son las claves para lograrlo? Populismo financiero para los sectores medios y altos. Obra pública para consolidar los distritos bajo gestión PRO y algunos de sus aliados. Ensanchar la grieta para sumar al voleo el voto anti-K a lo ancho y largo del país y de la pirámide social.
Informe completo aquí.
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